A sus 34 años se podría decir que la carrera de Jorge Soto ya es la de un científico veterano. Participó en el desarrollo de la vacuna nacional contra el SARS-CoV 2 y fue miembro del equipo que lideró los estudios que evaluaron la eficacia de la vacuna Sinovac para su posterior aprobación y uso. Hoy busca fórmulas para combatir otras enfermedades autoinmunes y agentes infecciosos, mientras forma a una nueva generación de científicos como académico de la Universidad Andrés Bello.
La imagen e impronta de Jorge Soto dista bastante del estereotipo que se tiene de los científicos de manual. Su profesión no ha alterado su esencia y a través de ella, se ha logrado posicionar como uno de los grandes nuevos liderazgos en la ciencia nacional.
Este año fue destacado entre los 100 jóvenes líderes de la Revista Sábado, por su activa participación en el combate al coronavirus: fue parte del equipo que desarrolló la vacuna nacional contra el SARS-CoV 2, en un proceso liderado por el destacado inmunólogo celular y microbiólogo, Alexis Kalergis, en la Universidad Católica.
Además, junto al equipo del doctor Kalergis, también fue parte del grupo de científicos encomendados a evaluar la eficacia de la vacuna CoronaVac (Sinovac, China) que permitió su rápida aprobación y posterior uso de emergencia en la población pediátrica y adulta de Chile.
La prematura carrera del joven doctor en Ciencias Biológicas le significaron una natural llegada a la docencia. Hoy ejerce como profesor asistente del Departamento de Ciencias Biológicas, de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad Andrés Bello y del Laboratorio de Inmunología Traslacional de la misma casa de estudios. Además, este año se adjudicó un proyecto Fondecyt de ANID, un trabajo que busca generar conocimiento para el desarrollo de terapias contra agentes infecciosos virales, que cada vez cobran mayor relevancia en la sociedad.