Chilenos y franceses trabajan en nueva fórmula para combatir diabetes 1

En pruebas de laboratorio, el gas que genera una enzima que produce el propio cuerpo, puede ayudar a recuperar el páncreas dañado.

La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune, en la que el propio organismo confunde a las células del páncreas que producen insulina con agentes extraños y las destruyen. Como consecuencia, el paciente (generalmente niño o adolescente), debe inyectarse esta hormona para que la glucosa pueda llegar a las células de todo el cuerpo y así funcionar.

Un equipo de investigadores chilenos, dirigidos por Alexis Kalergis, académico de la UC y director del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (Imii), trabaja hace más de 10 años con una enzima llamada Hemo- oxigenasa-1 (HO-1). Esta molécula es capaz de contrarrestar varias enfermedades autoinmunes como el lupus y la diabetes 1. Esta enzima, que está presente en forma natural en muchas células y tejidos (sobretodo en el bazo, riñón e hígado), libera un gas antiinflamatorio que “funciona como un inductor de tolerancia. No es tóxico, ya que se libera en cantidades reducidas al interior de las células, y no a nivel sistémico.  Su acción se da en la mitocondria, una estructura de la célula que controla la cantidad de energía, y al hacerlo, las células bajan su nivel energético, lo que a su vez disminuye la actividad inflamatoria, fomentando así la prevención”, señala Kalergis.

Estudios preclínicos

A la fecha se han realizado estudios en modelo animal que han demostrado que el gas de la enzima HO-1 puede “disminuir respuestas inflamatorias no deseables” y reducir la diabetes I.

Ahora, la gran apuesta es que la enzima -suministrada de forma temprana en los afectados e incluso, en niños con predisposición genética a la diabetes 1- permita evitar la muerte de un grupo de células que generan insulina, ayudando así a revertir el problema, dice Kalergis.

“Este tratamiento está diseñado para prevenir la destrucción del tejido que produce la insulina, el cual es causado por células del sistema inmune. La enzima HO-1 disminuye la inflamación y previene la destrucción autoinmune, por lo que podría favorecer la sobrevida de las células que producen la insulina”, explica el investigador.

Sin embargo, la terapia no sería efectiva para personas que llevan 10 ó 15 años desde que se les diagnosticó la enfermedad,  ya que en ese tiempo, el daño no se podría revertir. “La inflamación genera daño en el páncreas, afectando la producción de insulina. Por tanto, menos inflamación quiere decir mejor función pancreática”, indica.

El paso siguiente son los estudios en humanos: primero para demostrar que es seguro y luego para medir la efectividad del tratamiento. Para ello, los investigadores nacionales se asociaron con científicos franceses del Instituto Nacional de la Sanidad e Investigaciones Médicas (Inserm) de París y están en busca del millón de dólares que les permita realizar estos estudios.

Una vez conseguidos los recursos, Kalergis cree que las pruebas en humanos se pueden hacer en un plazo aproximado de seis años.

“Poder desarrollar una terapia inmunológica preventiva y específica, podría ser un hecho pionero y trascendente a nivel biomédico, ya que la estrategia promete resultados alentadores en el combate problema, especialmente, si logramos aplicarlo de forma temprana”, dice Kalergis.

Esta nota publicada originalmente en La Tercera