Infecciones en el jardín infantil son beneficiosas a largo plazo

Exponerse a gérmenes tempranamente fortalece el sistema inmune, pero también hay medidas que pueden tomar los padres para que las enfermedades no sean tan severas.

Niños resfriados, con problemas estomacales, decaídos y con fiebre son una experiencia conocida para muchos padres cuyos hijos asisten a salas cunas y jardines infantiles.

La llegada de los días fríos aumenta las aprensiones e inquietud. Sin embargo, estudios demuestran que después de la tormenta inicial vendrán años de calma.

Un estudio publicado en mayo en Pediatrics analizó la incidencia de gastroenteritis en 2.200 niños holandeses durante sus primeros seis años de vida. De ellos, 1.344 comenzaron a ir a sala cuna antes del año de vida. Si bien estos niños tuvieron más episodios de gastroenteritis aguda en su primer año en la sala cuna -principalmente en los meses de invierno-, la cantidad de casos comenzó a declinar a partir de los 2 años. Y al llegar a los 6 años, estos niños sumaban menos días con gastroenteritis en comparación con los que no fueron a sala cuna.

Un patrón similar detectó un estudio canadiense sobre enfermedades respiratorias y otitis publicado en JAMA Pediatrics, que siguió a 1.238 niños de 0 a 8 años. Aquellos que asistían a sala cuna antes de los 2,5 años tuvieron 60% más infecciones que quienes permanecían en casa, su riesgo se igualó al llegar al jardín infantil y fue menor al entrar a educación básica, cuando el ausentismo afecta más el rendimiento y adaptación escolar.

Memoria inmunológica

«Ambos estudios confirman que cuando los niños se exponen a ambientes donde hay más probabilidad de infectarse, generan una memoria inmunológica más alta, que hace que al exponerse de nuevo a estos gérmenes ya tengan defensas para combatirlos», explica la doctora Susan Bueno, profesora asociada de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica e investigadora del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia.

«Otros estudios muestran que niños que van a sala cuna en sus primeros meses de vida tienen menos riesgo de asma y alergia a largo plazo», dice el doctor Antonio Perillán, pediatra broncopulmonar de la Clínica Avansalud.

Sin embargo, agrega, la otra cara es que antes de los dos años tienen más riesgo de hacer bronquitis obstructivas, neumonías y cuadros más severos, porque su sistema respiratorio está menos desarrollado y su inmunidad más inmadura.

Bueno añade que «el uso de antibióticos antes del año de vida puede afectar su microbiota normal -microorganismos que ayudan a la digestión de alimentos y síntesis de proteínas-, lo que puede tener repercusiones de por vida».

No obstante, la mayoría de las infecciones en preescolares son ocasionadas por virus, incluyendo rotavirus, enterovirus, influenza y los causantes de resfríos, bronquitis y la mayoría de las neumonías, mientras que los antibióticos se indican para complicaciones como sinusitis, otitis, amigdalitis y neumonías bacterianas.

Aunque a partir de los 2 años el riesgo de infección baja, «los papás deben asumir que es normal que si van al jardín se resfríen 6 y hasta 8 veces al año», aclara el pediatra.

Para fortalecer sus defensas, la doctora Bueno señala que «la primera medida es la lactancia por al menos seis meses, porque la madre traspasa anticuerpos al niño a través de la leche».

Y Perillán subraya la importancia de vacunar a los niños. Además de las vacunas del plan nacional, se aconseja sumar inmunizaciones contra influenza y rotavirus.

 

Esta nota fue publicada en diario El Mercurio.