La última Encuesta Nacional de Salud reveló que el 84% de la población del país tiene déficit de este nutriente, que es indispensable para la salud de la población debido a su papel en la absorción de calcio, la salud ósea y el sistema inmunológico.
La Encuesta Nacional de Salud del año 2016 fue el primer estudio poblacional en Chile que arrojó datos acerca de la vitamina D en Chile. La medición dio cuenta de que la población con algún grado de deficiencia de vitamina D en el país llega al 84%.
En el caso de las mujeres en edad fértil (menores de 50 años), el estudio reveló que el 16% posee un déficit severo, mientras que en la población de adultos mayores los casos severos son más frecuentes, alcanzando al 21,5% de las personas examinadas.
Otro estudio en niños de entre 4 y 14 años de edad, realizado en 2019 en Santiago, Concepción y Antofagasta, arrojó que el 70% de la población mostró deficiencia de vitamina D, a pesar de la diferente radiación solar que reciben por su ubicación geográfica.
Asimismo, varios estudios clínicos y epidemiológicos han asociado la deficiencia de vitamina D con un mayor riesgo de infecciones graves, y según otra investigación realizada en Israel, el 82% de los pacientes que habían contraído el Covid-19, presentaba un déficit de esta vitamina en la sangre, un problema muy recurrente durante la pandemia en diferentes países.
¿De dónde obtenemos vitamina D?
La vitamina D es un nutriente indispensable para la salud. Ayuda al cuerpo a absorber el calcio, una de las principales sustancias necesarias para tener huesos fuertes, contribuye a prevenir la osteoporosis, una enfermedad que hace que los huesos se vuelvan débiles. Además, los músculos la necesitan para el movimiento y los nervios la emplean para transmitir mensajes entre el cerebro y otras partes del organismo.
Dolores Busso, investigadora del Centro de Investigación e novación Biomédica y Centro de Excelencia IMPACT de la Universidad de los Andes, explica que se obtiene de dos fuentes: a través de la síntesis en la piel por acción de los rayos del sol, y a partir del consumo de alimentos ricos en esta vitamina, como por ejemplo:
– Pescados grasos, como el salmón.
– Aceites.
– Huevos.
– Paté de hígado.
– Queso.
– Leche.
– Mantequilla.
Sin embargo, la baja exposición al sol o el uso excesivo de protectores solares, la ropa de abrigo, y el bajo consumo de alimentos grasos debido a su alto contenido de colesterol, “nos ponen en riego de presentar déficit de vitamina D”, señala Busso.
Además, el exceso de grasa corporal, como en el sobrepeso o la obesidad, la piel oscura, también son factores de riesgo, añade.
¿Qué provoca el déficit de vitamina D?
Existen varias causas que explican la deficiencia de vitamina D, como:
– Los bajos niveles de exposición a luz solar.
– Una baja ingesta de esta vitamina en la dieta.
La disminución a la exposición solar se ve influenciada por un aumento del número de horas en actividades bajo techo. Además, poblaciones que viven en latitudes superiores a 35º Norte o Sur presentan menor síntesis de esta vitamina, “ya que la incidencia de rayos UVB es menor en esas localidades, especialmente durante el otoño e invierno”, explica el Dr. Alexis Kalergis, profesor titular UC, y director del IMII.